Un archivador ignífugo es un mueble diseñado para guardar y clasificar documentos u otros objetos que posee resistencia al fuego, para evitar que lo almacenado en su interior se quemen en caso de incendio.
Archivadores Ignífugos: Guía de Compra
En general, los archivadores ignífugos no están diseñados específicamente para ser resistentes al agua, aunque algunos modelos pueden tener cierta resistencia a la humedad.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la resistencia al fuego y la resistencia al agua son características diferentes y no siempre están relacionadas.
Los archivadores ignífugos suelen estar fabricados con materiales resistentes al fuego, como el acero, la cerámica o el hormigón.
En algunos casos, pueden tener varias capas de materiales que proporcionan diferentes niveles de protección contra el fuego, como lana de roca, fibra de vidrio, espuma y materiales de alta densidad.
Depende del modelo. Existen diferentes clasificaciones y estándares que se utilizan para evaluar la capacidad de los archivadores ignífugos para proteger documentos y otros objetos contra el fuego.
Los archivadores ignífugos se pueden clasificar según la norma UL 72. Los niveles de resistencia más comunes en esta norma son:
La gran mayoría de maletines ignífugos cuentan con un cierre mediante llave. Algunos modelos cuentan con cierre por código.
Estos archivadores están diseñados con materiales resistentes al calor y al fuego, lo que les permite soportar altas temperaturas durante un periodo determinado de tiempo, dependiendo de su clasificación y norma de evaluación.
Algunos modelos de archivadores ignífugos también cuentan con características adicionales, como cerraduras de seguridad o resistencia a la humedad, lo que puede ofrecer una mayor protección y tranquilidad a los usuarios.
Los archivadores antifuego son muy demandados en oficinas, bibliotecas, archivos e instituciones similares.
Las tres normas más importantes para certificar productos ignífugos son la europea EN 1047-1 / 15659, la americana UL y la sueca NT Fire.
Cada norma establece ensayos propios para determinar la clasificación de las cajas fuertes. La norma más exigente es la europea, pues exige pruebas de choque térmico e impacto adicionales.
Lo que tienen en común las tres normativas es un ensayo en el que se mide la temperatura interior de la caja mientras esta se encuentra en un horno, sometida a altísimas temperaturas.
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